viernes, 19 de diciembre de 2008

Tabú

Podría hablar de lo bien que lo pasé ayer en Alicante, si, lo pasé genial y hoy quizás tambien, exceptuando mis famosos cambios de humor y que mi pareja de baile descubriese que por norma general no me gusta demostrar que sí tengo un carácter fuerte, ha sido divertido.

Bien, todo eso es un asqueroso segundo plano y es que, si hay un tema lo suficientemente traumatico como el coito con una monja, no es otro que intentar redescubirse a uno mismo y por medio de un dialogo interno jodidamente arduo (y esta vez de verdad!!!!) descubrir donde tomar la primera cerveza del año. Se que es jodido, y de verdad!, esta es una de esas fechas en las que llego a la conclusión que las relaciones públicas son mi futuro, y es que no se por que tipo de portavoz se me toma, lo que si tengo claro es que no voy a hacer el trabajo de nadie y menos de capullos que a la legua no lo merecen.

¿Puede haber algo peor que esto? La respuesta es tan obviamente afirmativa que da vergüenza solo el plantearse cuestionarsela, planes superpuestos uno al otro fruto de la indecisión y rencores dignos de niños tan maduros como aquellos comentarios de la famosa Sara Gallardo que se autocondenó de forma tan innecesaria como estupida.

Si cuando alguien me mira y no se da cuenta de que mi absentismo de la realidad y mi aparente falta de atención, no es capaz de darse cuenta que no es más que una fachada, creo que este es un buen momento para empezar a plantearse si de verdad me conoce, y es que nadie engaña cuando dice que este tema le deja indiferente, estoy seguro de que si estuviese jugando al buscaminas, podría hacerlo con los ojos cerrados, se donde están todos los problemas, eso sí, esa faceta de neutralidad tan pronunciada que tengo me impide hacer o solucionar cualquier asunto.

Arreglaos vosotros, yo ya tengo claro que voy a hacer. Esa noche, voy a ir contigo.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Sabía que me iba a arrepentir de una entrada como esa, pero quizás necesito una pequeña revolución mental, pero tiene un clarisimo punto positivo, y es que la ausencia de espectadores en mis momentos cumbres me excluye de dar explicaciones, teniendo en cuenta que la lista aunque, escasa, comprometedora, siempre me ha obligado a sentir golpes en la cabeza que en su día fueron tan capaces de desmorar paises enteros.

Aunque la misma idea me pase una y otra vez por la mente, asegurandose de que no olvide, estoy tranquilo, las cosas siempre salen como yo quiero, y eso, es guay.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Puede que me arrepienta de cualquier cosa que vaya a escribir, pero en el fondo un compromiso lo es siempre, tanto para lo bueno como para lo malo.

Si la noche del viernes tuviese que puntuar sobre , se llevaría el pleno, pero como en los eclipses, lo malo siempre se adelanta a lo que nos hace querer dormir abrazados a una almohada. Si tuviese que puntuar tal noche como la de hoy, simplemente debería haberme quedado en casa y que simplemente fuese un no presentado, en vez de un cero tan sincero como desagradable.

Puede que nadie entienda nada, pero de eso se trata. Hay quien lo llamaría cobarde, yo prefiero decir que no quiero herir sentimientos, lo siento, pero me pasan demasiadas cosas de color carmesí, por la cabeza que hacen que pierda mi estilo particular y sobre todo mi elegancia, y si, esta no importa cuando la mente está colapsada con cosas que tal vez, no te hagan sentir tan orgulloso de tí mismo como quizás deberían.

Hace poco una persona, bastante especial debería remarcar, me enseño que confiar en gente es lo peor que puedes hacer y parece que es en realidad el mundo el que, por si mismo el que se encarga de que no lo olvide. Creo que lo mejor que puedo hacer es dejar esto por hoy, se que no va a enfriarme la sangre, mañana será otro día.

Pd: Miguel, siento estar poco hablador, pero es una ocasión especial, algún día, cuando aprenda a decir cosas que no esten cargadas de ponzoña, te invitaré a una jarra y te hablaré de todo ello.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Normalmente tiendo a odiar los domingos. Es esa mierda de día en la que te limitas a escuchar como el maiz se transforma en palomitas, para despues poder paladearlas mientras ves alguna película de serie-B o tragarte episodios piloto de series al más puro estilo de One Tree Hill. Sin embargo este domigo la paella antiadherente seguía en su mismo sitio, por simple que parezca este hecho no hacía más que preceder un lunes festivo que, de no ser por la evaluación semestral que tantos suicidios colectivos provoca, podría haber sabido tan a gloria como las palomitas que en su lugar y por rutina habría preparado.

No me gusta hablar bien de mi, mis amigos lo saben, pero si algo me caracteriza es mi puntualidad, así que cuando el reloj llegó a la parte del 6 allí estaba yo, esperando a victor e isi para arañar la puerta del antro en el que solemos vivir. Lastima que ese día nos fallase, a decir verdad me moría de ganas por ver a nuestra invitada especial sufrir por tener que aguantar lo que nosotros tanto disfrutamos.

Vivido esto, sabíamos que Shamrock (realmente pensaba que no volvería nunca, no lo echo demasiado de menos) abriría cuando lo necesitasemos, así que allí estabamos, con todo el equipo, y una pinta, viendo como cada vez más borrosa, la partida de cartas se alargaba. No obstante todo, tuvimos resentido éxito y la noche que yo predecía cotidiana, nos obligó a juntar incluso dos mesas.

Ver a Jorge más adelante me alegró en cierto modo, así podría excusarme en persona por haber dejado de lado mi compromiso por un simple dolor de alma de primera hora de la mañana. Momentos despues le retribuiría con mi versión de aquella noche tán extraña, que tengo tán poco interés en recordar, como en repetir, aun que pensandolo bien, no debería tener problema alguno, siempre se que tengo de comodín a la única persona que hace que no me sienta como un marginado musical si suena Paramore en los locales de moda.

Poco más que recordar, tan solo unos 40 pares de ojos mirandome mal por el simple delito de querer defender mi economía, pero bueno, se defenderme, así que lo mismo que ayer digo: -Yo me lo he perdido. Junto a esto solo me queda la única conclusión que saqué con la vuelta a casa y es que, si la música es buena, el camino siempre se hace corto.

domingo, 7 de diciembre de 2008


Que mejor que este fin de semana, demasiado jodidamente extraño, para crear la primera entrada de un blog que lleva unos dos meses abierto. Debían ser las 22:00 AM cuando salí del cine, llegando poco más tarde a mi casa eso sí, de forma un tanto poco ortodoxa como  inesperada.

Una vez estuve en Santa P. No tardaría en ver a Victor y Rodri con un número cómico que se repetía cada vez que un grupo de chicas lo suficientemente borrachas para no distinguir un número cómico de la realidad se cruzaba con ellos.  Iba por una acera distinta, no iba a molestarme en cruzar dos veces, Miguel me esperaba y tenía una entrada para mí que valía su peso en oro.

Una vez dentró no hay demasiado que recordar, cualquiera que haya estado en Camelot sabrá que siempre pasa lo mismo; pierdes a tus amigos momentaneamente, pides en la barra algo que por motivo desconocido te cargan hasta punto de ser intragable y te cruzas con personas que no estás seguro del motivo de actuar como un gilipollas así que te obligas a tí mismo a pensar que es cosa de el alcohol. Si algo habría que resaltar serían pocas cosas, chistes contados en no se que idioma, una puta que me "obligo" a darle un cigarro y la vuelta a casa con Kai y Miguel en la que yo escuchaba voces en mi cabeza literalmente.

Fue una noche divertida, quizás lo suficiente como para cubrir recordarla hasta. . . nochevieja? supongo. Esto no es más que un episodio piloto, pero a un así a todos aquellos que podríais convertiros en visitantes potenciales, como diria Paco:

Malvenidos a mi blog